TOMÁS MEJÍA
Tomás Mejía, de raíces indígenas y de origen humilde, descendiente puro de chichimecas nació en fecha no precisa nació en Pinal de Amoles. Desde muy joven se perfiló su rebeldía y tuvo en jaque a los gobiernos liberales. El 13 de agosto de 1848 asumió el gobierno del Departamento de Querétaro, sustituyendo a Esteban Soto. Nuevamente Mejía se incorporó a la lucha contra los liberales y dejó en su lugar a Manuel María Escobar.
Tomás Mejía. Fue educado por un general español que, tras ser derrotada la expedición que comandaba, se quedó a residir en la Sierra Gorda bajo el nombre ficticio de Darío Bizarda. Tomás Mejía desde muy joven se dedicó a la carrera de las armas y se unió al partido conservador de Antonio López de Santa Anna.
En 1857 Tomás Mejía, que dominaba el norte del estado, derrotó al general Arteaga y ocupó la ciudad de Querétaro. Durante el gobierno del presidente Benito Juárez, Mejía se integró al Ejército Conservador, el 13 de agosto de 1858 ocupó el cargo de Gobernador del Departamento de Querétaro. Mediante su gobierno se ganó la simpatía del pueblo de Querétaro.
El 28 de agosto, a escasos días de haber asumido el gobierno, recibió la visita del general Miramón —con el que llegaría a tener una gran amistad—, quien le solicitó su apoyo para atacar al ejército del norte. Mejía, no sólo le dio el apoyo que requería, sino que él mismo lo acompañó y dejó en el gobierno al general Cayetano Montoya. En esta incursión fueron derrotados y el 13 de noviembre regresó a la gubernatura; fue recibido por el pueblo con grandes muestras de entusiasmo.
El 14 de marzo de 1959 en la hacienda de Calamanda, Mejía derrotó al ejército liberal al mando de Santos Degollado y obtuvo el grado de general de división y regresó al gobierno de Querétaro. En 1860 con el triunfo de los liberales, el general Arteaga recuperó el mando en Querétaro y Mejía retornó a sus actividades guerrilleras en la Sierra Gorda. En 1862 Mejía decidió colaborar con los franceses, en 1864 se unió al ejército imperialista, Maximiliano lo nombró comandante militar de Tamaulipas; después de varios triunfos, el emperador lo nombró jefe del tercer cuerpo de su ejército. Sin embargo, los días del Segundo Imperio estaban contados, el ejército republicano fue recuperando poco a poco el territorio del país. Finalmente, el 15 de mayo de 1967, al romper el sitio de Querétaro y ser derrotado Maximiliano, el general Tomás Mejía fue hecho prisionero, y el 13 de junio fue juzgado en el teatro Iturbide junto con el emperador derrocado (quien no asistió por estar enfermo del estómago) y con su amigo, el general Miramón. En una de sus campañas hizo prisionero al general Mariano Escobedo, y lo retuvo por varios meses en Arroyo Seco.
El 2 de diciembre de 1855 los coroneles conservadores Tomás Mejía y José Antonio Montes, acaudillados por el general José López Uraga, promulgaron el Plan de Tolimán, en el que se pide el restablecimiento de la Constitución de 1824 . Esta rebelión fue sofocada por el general Luis Chilardi, que recibía instrucciones del presidente liberal Ignacio Comonfort.
Durante la intervención francesa el general Tomás Mejía, originario de esta región, colaboró con los invasores. Algunos historiadores afirman que en esa época, un batallón de zuavos se rebeló contra sus superiores y trataron de formar un emirato en la Sierra Gorda.
Una vez restaurada la República, el presidente Benito Juárez ordenó la construcción de un camino militar a través de la Sierra Gorda, este camino fue llevado hasta la ciudad de Xilitla, San Luis Potosí, por el general Porfirio Díaz.
Cuando lo liberó, le dio unas monedas de oro para que se fuera a encontrar a sus compañeros liberales. Años después, estando Mejía prisionero y próximo a ser fusilado, Escobedo le quiso devolver el favor, pero Mejía no aceptó. Seis largos días después del jucio, el 19 de junio fueron fusilados en el Cerro de las Campanas. Maximiliano hizo votos por que su sangre sirviera a la independencia y a la libertad de México, Miramón leyó un extenso discurso en el que negaba ser traidor a la patria y Mejía murió sin decir nada después de besar su crucifijo.
Debido a las convicciones Dejó la siguiente carta antes de ser fusilado:
“Hoy he caído prisionero y mañana seré fusilado. Muero a los 36 años de edad, en esta hora suprema es mi consuelo legar a mi familia un nombre sin tacha. Mi único crimen consiste en haber peleado por la independencia de mi país, por esto me fusilan; pero el patíbulo, madre mía, no infama, no al militar que cumple con un deber y con su patria”.
Tomás Mejía, de raíces indígenas y de origen humilde, descendiente puro de chichimecas nació en fecha no precisa nació en Pinal de Amoles. Desde muy joven se perfiló su rebeldía y tuvo en jaque a los gobiernos liberales. El 13 de agosto de 1848 asumió el gobierno del Departamento de Querétaro, sustituyendo a Esteban Soto. Nuevamente Mejía se incorporó a la lucha contra los liberales y dejó en su lugar a Manuel María Escobar.
Tomás Mejía. Fue educado por un general español que, tras ser derrotada la expedición que comandaba, se quedó a residir en la Sierra Gorda bajo el nombre ficticio de Darío Bizarda. Tomás Mejía desde muy joven se dedicó a la carrera de las armas y se unió al partido conservador de Antonio López de Santa Anna.
En 1857 Tomás Mejía, que dominaba el norte del estado, derrotó al general Arteaga y ocupó la ciudad de Querétaro. Durante el gobierno del presidente Benito Juárez, Mejía se integró al Ejército Conservador, el 13 de agosto de 1858 ocupó el cargo de Gobernador del Departamento de Querétaro. Mediante su gobierno se ganó la simpatía del pueblo de Querétaro.
El 28 de agosto, a escasos días de haber asumido el gobierno, recibió la visita del general Miramón —con el que llegaría a tener una gran amistad—, quien le solicitó su apoyo para atacar al ejército del norte. Mejía, no sólo le dio el apoyo que requería, sino que él mismo lo acompañó y dejó en el gobierno al general Cayetano Montoya. En esta incursión fueron derrotados y el 13 de noviembre regresó a la gubernatura; fue recibido por el pueblo con grandes muestras de entusiasmo.
El 14 de marzo de 1959 en la hacienda de Calamanda, Mejía derrotó al ejército liberal al mando de Santos Degollado y obtuvo el grado de general de división y regresó al gobierno de Querétaro. En 1860 con el triunfo de los liberales, el general Arteaga recuperó el mando en Querétaro y Mejía retornó a sus actividades guerrilleras en la Sierra Gorda. En 1862 Mejía decidió colaborar con los franceses, en 1864 se unió al ejército imperialista, Maximiliano lo nombró comandante militar de Tamaulipas; después de varios triunfos, el emperador lo nombró jefe del tercer cuerpo de su ejército. Sin embargo, los días del Segundo Imperio estaban contados, el ejército republicano fue recuperando poco a poco el territorio del país. Finalmente, el 15 de mayo de 1967, al romper el sitio de Querétaro y ser derrotado Maximiliano, el general Tomás Mejía fue hecho prisionero, y el 13 de junio fue juzgado en el teatro Iturbide junto con el emperador derrocado (quien no asistió por estar enfermo del estómago) y con su amigo, el general Miramón. En una de sus campañas hizo prisionero al general Mariano Escobedo, y lo retuvo por varios meses en Arroyo Seco.
El 2 de diciembre de 1855 los coroneles conservadores Tomás Mejía y José Antonio Montes, acaudillados por el general José López Uraga, promulgaron el Plan de Tolimán, en el que se pide el restablecimiento de la Constitución de 1824 . Esta rebelión fue sofocada por el general Luis Chilardi, que recibía instrucciones del presidente liberal Ignacio Comonfort.
Durante la intervención francesa el general Tomás Mejía, originario de esta región, colaboró con los invasores. Algunos historiadores afirman que en esa época, un batallón de zuavos se rebeló contra sus superiores y trataron de formar un emirato en la Sierra Gorda.
Una vez restaurada la República, el presidente Benito Juárez ordenó la construcción de un camino militar a través de la Sierra Gorda, este camino fue llevado hasta la ciudad de Xilitla, San Luis Potosí, por el general Porfirio Díaz.
Cuando lo liberó, le dio unas monedas de oro para que se fuera a encontrar a sus compañeros liberales. Años después, estando Mejía prisionero y próximo a ser fusilado, Escobedo le quiso devolver el favor, pero Mejía no aceptó. Seis largos días después del jucio, el 19 de junio fueron fusilados en el Cerro de las Campanas. Maximiliano hizo votos por que su sangre sirviera a la independencia y a la libertad de México, Miramón leyó un extenso discurso en el que negaba ser traidor a la patria y Mejía murió sin decir nada después de besar su crucifijo.
Debido a las convicciones Dejó la siguiente carta antes de ser fusilado:
“Hoy he caído prisionero y mañana seré fusilado. Muero a los 36 años de edad, en esta hora suprema es mi consuelo legar a mi familia un nombre sin tacha. Mi único crimen consiste en haber peleado por la independencia de mi país, por esto me fusilan; pero el patíbulo, madre mía, no infama, no al militar que cumple con un deber y con su patria”.
Cfr. Gustavo Adolfo Avila Maldonado, Historia Socioeconómica de Querétaro, Ed. Gobierno de Veracruz, 2008