jueves, 1 de marzo de 2012

TEJIDOS DE LANA

TELAR DE PEDAL

Desde los orígenes de este pueblo, llamado San Francisco Tolimanejo; con la incorporación de textiles y nuevas prendas por los españoles, la lana fue parte importante en el desarrollo y crecimiento de la pequeña industria, en talleres familiares que agrupaban a varios aprendices y que posteriormente formarían su propio taller, una de estas actividades es la de los “Obrajeros”, artesanos de lana; oficio enseñado a los otomíes por los frailes franciscanos, con gran auge en este territorio.



La base del Telar consiste en un sólido marco que sostiene todos los aditamentos; los enjulios se accionan por medio de ruedas dentadas con las que se logra la tensión deseada. Tiene dos avíos y cada uno se compone de cuerdas verticales llamadas mallas; a cierta altura cada cuerda tiene un ojal por donde pasan los hilos de la urdimbre. El avió se suspende del marco del telar y se conectan con los pedales que los accionan, lo que agiliza y facilita el cambio de mano entre los hilos de la urdimbre.

El peine que aprieta las tramas es un marco de mallas, por el cual pasan todos los hilos de la urdimbre; el mismo peine determina el ancho de la tela y la cantidad de hilos por centímetro cuadrado. Por delante tiene la caja sobre la cual corre la lanzadera llevando los hilos de la trama o lana.


En 1882, se cambia el nombre a este pueblo con la unión de Tolimanejo y Soriano, avalado por el decreto con fecha 12 de junio de 1882, que en el artículo 2º de la ley No. 59, formándose la villa de Colón. La idea de ponerle Colón, tiene su origen en los comentarios hechos durante un banquete ofrecido al general Porfirio Díaz y sus más cercanos ministros, por el gobierno de Querétaro, en el marco de la exposición de productos queretanos, realizado en mayo y junio de 1882.


Durante este evento, los organizadores queriendo amenizar a los presentes, invitaron a los músicos de la comarca para hacer audiciones musicales. En uno de los banquetes, del 20 al 23 de mayo, de ese año, toco el turno a los músicos de la Banda de Tolimanejo, alternando con los de Cadereyta, recibiendo ambas bandas la admiración y aplausos, los asistentes preguntaron por el origen de los talentosos músicos y al conocer que eran de “Tolimanejo”, les sonó arcaica la palabreja; continuando con la curiosidad, preguntaron por la ocupación principal de habitantes del pueblo, en especial de los músicos, quienes dijeron que eran “Obrajeros”, es decir artesanos en lana. Coincidiendo con los comentarios de que en diez años más se celebrarían los cuatrocientos años de la llegada de Cristóbal Colón al continente, quien provenía de una familia de obrajeros, trabajador de la lana en el taller de su padre Domingo Colón. De esta unión de ideas, salió la propuesta de poner por nombre Colón, a estos pueblos, cuyos habitantes eran, en su mayoría, obrajeros.

Es reconocido este oficio, que se plasma en los cantares y poemas colonenses, dando lugar a que Colón sea conocido como la “Tierra de los Zarapes”; e incluso en el escudo de armas se plasma la pintura de un zarape flotando en medio de los múltiples recursos naturales, símbolo de este pueblo y cultura de raíces otomíes.

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